Una puerta blindada es una puerta hecha de acero. Tiene bastidores horizontales y verticales que permiten que, una vez cerradas, sea prácticamente imposible tirarlas abajo. Son puertas anchas y robustas que tienen soldadas ambas tapas de acero, por lo que son una forma de hacer más seguro su hogar.
Las cerraduras de las puertas blindadas suelen tener un cilindro para impedir su extracción con alguna herramienta, como por ejemplo un taladro.
En general, las llaves son computarizadas, muy difíciles de copiar. Normalmente, la fábrica entrega al dueño un número determinado de llaves y éste las distribuye según su criterio. También la puerta blindada puede responder a códigos grabados, sensores de voz, de pupilas o de huellas digitales, pero siempre acompañados al mismo tiempo de una llave.
Además de la doble placa de acero que impide su apertura mediante una palanca, generalmente las puertas blindadas disponen de una mirilla para poder ver desde adentro.
Las puertas blindadas impiden el paso de humo y otros gases. Tampoco podrás atacar una puerta blindada con fuego o calor ya que son hechas con materiales incombustibles. Además, son excelentes aislantes del sonido.
Al accionar la llave de una puerta blindada, ésta no solo quedará cerrada hacia el costado de la cerradura, sino que quedará bloqueada por arriba, abajo y los dos costados mediante barras de acero.
En el caso de perder la llave de una puerta blindada, la propia fábrica tendrá que acudir a solucionar el problema. Después de 4 ó 5 horas de trabajo con herramientas especiales y personal capacitado, podrán romper la cerradura y parte de sus placas de acero y sólo así podrán pasar al otro lado de la habitación.
Hoy en día las puertas blindadas vienen en muchos diseños. Ya no son sólo esas estructuras metálicas sin gracia que vemos en el cine. Podrás hacer pedidos de puertas blindadas recubiertas en madera, con distintos diseños y estilos, sin perder todas sus propiedades de completa seguridad.
Foto: Madema