El verano ya va tocando su fin y, con él, la temporada de las piscinas. Sin embargo, hay que tener en cuenta que los accidentes que se producen en las mismas pueden acontecer en cualquier época del año, sobre todo en las piscinas privadas, ya que en España no existe una regulación concreta que especifique las medidas de seguridad que deben cumplirse.
Por ello, hay que hacer especial hincapié en concienciar a los propietarios y usuarios de piscinas de la importancia que tiene instalar, por ejemplo, una valla de seguridad en el perímetro de estas instalaciones.
No en vano, y tal y como indica la Asociación para el Estudio de la Lesión Medular Espinal (AESLEME), las zambullidas indebidas en las piscinas llegan a provocar una media anual de 100 casos de tetraplejia.
Y, aunque en muchas ocasiones, es el bañista el responsable directo por hacer un uso indebido de la piscina, en otras, los resbalones y caídas son completamente accidentales y pueden evitarse instalando cubiertas, cobertores o vallas especiales.
En el caso de las vallas, hay que tener en cuenta que existen modelos especialmente diseñados para este uso ya que están pensadas para impedir el acceso físico a la piscina a los niños y a las mascotas –evitando, con ello, que caigan al agua-.
De hecho, según el Código Técnico de la Edificación, las piscinas públicas y comunitarias están obligadas a instalar una valla con una o varias puertas de entrada y salida que deben disponer, además, de un sistema de cierre manual, magnético o automático.
El mismo Código establece, además, que la altura mínima de la valla tiene que ser 1,20 metros, la distancia máxima entre los barrotes de 10 cm., y los elementos horizontales deben tener una distancia mínima entre ellos de 80 cm. para que no sea posible escalarlos.
Las vallas de las piscinas privadas no están obligadas a seguir estas indicaciones, lo que, por una parte, permite que el diseño se personalice en función de las necesidades particulares o los gustos del usuario –por ejemplo, en lo relativo a los materiales o los acabados o a la hora de incluir un sistema de alarma luminosa o sonora que avise del acceso indebido a la piscina-.
Aunque, por otro lado, las empresas que las instalen deben garantizar su fiabilidad y el cumplimiento del fin para el que han sido pensadas, tanto si es simplemente decorativo como si se trata de evitar cualquier tipo de accidente.